A veces ocurre que sientes que
de repente te arrancaron las alas de forma brutal
y jamás podrás volver a volar, y aunque pudieras,
de qué serviría…
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En mi habitación había una vieja tabla azul de madera, tratando de sostener, pese a los estragos de los años, la carga del peso a la que yo la forzaba en un día tras otro de trabajo. Por si eso fuera poco, Chiru y War habían decidido que esa tabla era un buen pasadizo por el que pasar trotando y saltar a otras partes de la habitación.
Vieja e inestable, estrecha y colocada demasiado alta, me resultaba de lo más incómodo sacarle el provecho que yo necesitaba. Era el momento de cambiar.
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Y entonces es cuando miras a tu alrededor
y a nada le encuentras sentido.
Por más que digan e intenten,
todo parece perdido…
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Retiré todo cuanto había sobre el escritorio y me deshice de la vieja madera. Pinté las marcas que la tabla había dejado en la pared y los huecos libres que habían dejado las viejas escuadras.
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Te encuentras a la muerte en todas partes,
y te recuerda lo frágil que es todo,
lo pequeño que puedes llegar a ser,
lo efímero que es el tiempo…
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Substituí la vieja tabla por dos tablones más lozanos, más anchos y más reforzados, y los coloqué a dos alturas para más comodidad.
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Espoleada por el viento
fue cayendo sobre el mar lo que quedaba de ella,
pero apenas quedaba nada…
Y yo me pregunto: ¿Qué es la vida?
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Y la habitación parecía lista para ponerse a trabajar.
Pero mis pensamientos no estaban en orden, el cambio no había sido suficiente. Por mi mente pasaban preguntas, sentimientos e ideas teñidas de un oscuro casi negro que impedía respirar.
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La vida es olvidar que te arrancaron las alas,
olvidarlo una y otra vez cada vez que sucede.
Pintarlas de nuevo
y ponerse a volar.
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Miré el reloj, demasiado abatida para atender las obligaciones, demasiado pronto para rendirse.
El bote de pintura me sonreía desde el estante. Me armé con mis mejores armas (un par de pinceles) y salí a luchar contra mis pensamientos más oscuros…
…contra mis dudas, contra los fantasmas, contra los rencores, contra la frustración…
…contra las lágrimas, contra mis demonios, contra mis miedos.
Y me puse a volar.